Hijo del metalista Concordi Gonzàlez y hermano de Joan Gonzàlez, trabajó en el taller familiar, donde conoció las técnicas del metal, a la vez que asistía a clases de dibujo en el Círculo Artístico de Sant Lluc.
Al principio de su carrera artística se inclinó por la pintura y la orfebrería, pero en su última etapa se dedicó a la escultura en hierro, tarea por la que fue reconocido. Las esculturas de esta última etapa muestran su interés por el cubismo y se acercan a las vanguardias artísticas.
En 1900 se marchó a París, donde inició una buena relación con Picasso, al que ya conocía de Barcelona y a quien enseñó las técnicas de la escultura en hierro.
Aplicó sus conocimientos del hierro a la creación de joyas, campo en el que consiguió un gran prestigio por su capacidad para adaptar el material a la nueva estética; de hecho, en 1912, abrió una tienda en Barcelona.