Se trata de un hombre de negocios dedicado al comercio de madera exótica que, por sus inquietudes culturales, fue partícipe en la recuperación de patrimonio artístico. Colaboró en la restauración del monasterio de Ripoll y fue un gran coleccionista de tejidos coptos.
Admirador de la arquitectura modernista, quiso construirse una casa de ese estilo en el Eixample de Barcelona y encargó el proyecto al arquitecto J. Rubió i Bellver, quien le edificó una casa-chalé en el año 1901, la Casa Golferichs (Gran Via de les Corts Catalanes, 491; actualmente un Centro Cívico).